31/8/08

K-project sound

25/8/08

Termodinámica popular

El verano se acaba. El calor deja de ser noticia. Los turistas vuelven a su hormiguero. La diosa Olimpia tiene que esperar otros cuatro años para correrse. Samaranch regresa a Ginebra para su última transfusión. En barajas un avión se lanza al estrellato. Las vacaciones de nunca jamás. Una lotería invertida. El Cáucaso es un polvorín. El señor matanzas necesita crudo. Los puristas fuman puros. Nada tiene que ver con el dinero. Seamos serios. Bush finge un orgasmo en la CNN. La tierra se calienta. Pero el mundo tiene frío.

24/8/08

Poemo

Me asomé a la balcona
y contemplé la ciela
poblada por los estrellos.
Sentí fría en mi caro
me froté los monos
y me puse la abriga
y pensé: qué ideo,
qué ideo tan negro.
Diosa mía, exclamé:
qué oscuro es el nocho
y qué solo mi almo
perdido entre las vientas
y entre las fuegas,
entre los rejos.
El vido nos traiciona,
mi cabezo se pierde,
qué triste el aventuro
de vivir. Y estuvo a punto
de tirarme a la vacía...
Qué poemo.
Y con lágrimas en las ojas
me metí en el camo.
A ver, pensé, si las sueñas
o los fantasmos
me centran la pensamienta
y olvido que la munda
no es como la vemos
y que todo es un farso
y que el vido es el muerto,
un tragedio.
Tras toda, nado.
Vivir. Morir:
qué mierdo.

Lizania, el mundo real poético de Jesús Lizano.



16/8/08

Fotosíntesis

La pescadera empuñó el cuchillo. Miró de reojo a Txak y cortó en trozos la ventresca. Dijo que si queríamos meternos las sobras en los zapatos. Pasaban fácilmente como suela.
Txak sostuvo una estúpida sonrisa durante unos segundos. Miró a la pescadera con grotesca dulzura y ésta se mordió los labios más bien enchufada al corte rápido. Después entró en una especie de cámara frigorífica. Mientras esperábamos, el japonés que estaba al lado sacó un fajo de billetes. Los contó despacito y dijo algo impreciso cuando volvió la pescadera. 20 kilos de atún, señor Hirosake. Gracias.
Txak puso las manos en el hielo. Sereno y desubicado. Alzó el brazo para recoger la bolsa. Le pareció una pieza estupenda. La pescadera le devolvió el cambio con otra sonrisa.
En casa Txak abrió la bolsa. Puso el horno a calentar. 200 grados. Se preparó un punto de speed. Abrió una botella de vino blanco. Cortó dos limones. Buscó la ventresca. Y sólo encontró hojas.

12/8/08

Stop Mobbing


Señor Maneco

10/8/08

No me cae bien

Amor siamés

7/8/08

Pelos y señales

Tenía debilidad por las peluqueras. A pesar de esa especie de atracción natural hacia este gremio, se cortaba el pelo un par de veces al año.
De pequeño su madre lo llevaba a una peluquería donde solo trabajaban mujeres. Recordaba el olor a laca, las manos hábiles y menudas de la peluquera, el tamaño de sus pechos con forma de limón, su aliento dulzón, el ritmo desconcertante de las tijeras. Después vino la conocida película francesa y pudo comprobar que ese recuerdo acompaña a muchos niños durante toda su vida. Le fascinaba la idea de enamorarse alguna vez de una peluquera. Estaba dispuesto a barrer cada día el suelo, comprar revistas de prensa rosa para los que esperaban su turno o aprobar la transformación que el cliente se llevaba a casa. Con el tiempo se convirtió en un experto en lavar cabezas. Tanta fue su dedicación al trabajo que se quedó prematuramente calvo. Para solventar ese detalle, creó la primera empresa de abrillantadores craneoencefálicos a domicilio. Mandó a cientos de peluqueras al paro. El masaje capilar es ya historia pelada.