La gente construye su propia vida. Y en ese espacio desparramado se encuentran historias que no sabemos cómo pueden coincidir. Así fue como llegó a mis manos un cuaderno rojo que ahora guardo bajo llave. Lo encontré encima de un buzón en el 8 de Estruc. A veces nos damos cuenta de que resulta absurdo buscar la verdad. Transcribo vagamente la lista de presuntos autores.
3. LLevo 15 años vendiendo lotería. Empecé moviéndome por los bares y ahora solo vendo en casas de lenocinios. Conozco todos los garitos que hay desde Barcelona hasta Lleida. Gano más dinero que cualquier oficinista de cuarenta años. Soy feliz con mi trabajo y no necesito que ningún moralista afrancesado me diga lo que tengo que hacer. Un saludo a todos los camioneros.
4. Me llamo Marga y soy gogó. A pesar de lo que se dice, yo no me prostituyo. Soy una persona normal, es decir, bebo agua del grifo, acudo a misa una vez al mes, compro en el Media Mark, me meto el dedo en la nariz en los semáforos (jeje), desayuno de pie, etcétera. Bueno, pues eso, un beso a todos y a los que son guapos un achuchón. Ah, se me olvidaba, mi número completo es el 654268260.
5. El oficio de buzo mariscador se transmite de padres a hijos. Uno se engancha al flote y al trabajo manual en profundidad. No me asusta el Mal de Presión, ya que para mí el riesgo está en el suelo firme. Durante años se nos ha tachado de vagos por nuestra evidente adicción a la ingravidez. Ahora estoy retirado y soy famoso no por la exclusividad de mi trabajo, sino porque Teresa y yo hemos tenido un sirenito justo al año de casados, con cara de angelito y cola de pescado. El padrino ha sido Tonino Caratone.
6. Trabajo en una empresa de rotulación. Mi función consiste en insertar el logotipo del copyright en todos los artículos que se precien. No es un puesto fácil, mi trabajo no resulta monótono en absoluto. Me he convertido en el tatuador más reconocido de todos los derechos de autor.
7. Soy ratero desde hace 45 años. Me encargo de preparar el veneno que les será administrado a las ratas de laboratorio. Presido la sociedad científica de expertos envenenadores. También fabrico cinturones plastificados con piel de rata blanca. A pesar de lo que puedan pensar, soy un hombre escrupulosamente optimista.
8. Trabajo como sexador de polluelos. Pueden buscar en internet y encontrar mi profesión como una de las más raras que existen. Ciertamente me parce ridículo que no se enseñe en las escuelas el misterio del huevo y la gallina. Todos sabemos que las gallinas llueven del cielo y se asan en el infierno. De ahí el caldo de gallina, que no es otra cosa que el fluido que suelta una gallina cuando es arrojada desde una nube. En fin, que hay que explicarlo todo y a mi me gustan mucho los supuestos. Tengo que decir que lo que se me da realmente bien es separar los pollos de las futuras gallinas. Solo me equivoqué una vez y fue a causa del termostato, pues una de las gallinas se convirtió en pollo frito.
9. Me llamo Michael Collins. De mí se ha hablado mucho, tanto en películas como en los bares de toda la Commenwalth. Puedo ser astronauta, político, clarinetista y fantasma al mismo tiempo. Y es que todos buscamos la suerte y yo de eso sé más que nadie. Soy inspector de dados, es decir, me encargo de revisar los dados que se usan en los casinos para ver si tienen ángulos desproporcionados o esquinas irregulares. Mi amistad con los estafadores salta a la vista. Pero no piensen mal, no seré quien incurra en la ilegalidad de traicionar las leyes del azar. Hagan su apuesta señores. Soy un tipo de seis números.
10. Me llamo Ana y tengo 44 años. Cuando alguien me pregunta la edad me llevo la mano a la cara. Soy modelo de manos. Mi mano vale tanto como la hipoteca de tu casa. He trabajado para campañas de publicidad de joyas, adornos, relojes, cremas, manicura, etcétera. No sería nada particular si no fuese porque soy manca desde los 11 años. Aprovecho los recursos al máximo y hoy por hoy mi mano vale por dos.