23/6/08

Cocaína zine

Pulsa sobre la imagen



















Hace unos meses me invitaron a colaborar en un nuevo fanzine mexicano sobre realismo sucio o algo así. Uno de tantos, supongo, desesperado, maldito y humilde que nace en los bajos fondos del DF. Agradezco a Israel Chávez, elsobacodemihermana.blogspot.com, su incendiaria propuesta a la violencia creativa o literaria. El veneno que la abyecta realidad neoliberal merece. De momento cuelgo la portada del número 1. Ni tiene desperdicio ni deja títere con cabeza

21/6/08

Interminable















El libro total es tu cuerpo. Y para todas
las leyes del ciclo,
aplica las variaciones del nombre.
Vuelve a los mismos materiales
22 letras + un punto + un espacio + una coma.
Como esa vez que regresas
a una biblioteca desconocida
donde una serpiente se muerde la cola.

II

Caótica musa de vida. Renacen los sexos,
figuración abierta, semántica del deseo
senos suspensivos, medias con tinta,
secretas despedidas, voluptuosidad
ilimitada.

III

Subes en la parada de un labio
bajas lentamente hacia una nube
de pezones mamantis
servidos en una bolsa
de incertidumbre al vacío.

IV

Apoya el boca a boca. Aprueba el curso
de liberación humana. La noche es cíclica
la imagen retornable. El lenguaje
ensaya combinaciones narra conflictos
se posiciona
muta suave
cuela incorrecciones
esculpe curvas
refuerza el placer.

V

Para un masaje cardíaco
inyéctese dopamina.

18/6/08

El viaje

He soñado lunas afiladas. En la noche
sátrapa de Barcelona. Escribiendo lo que no se entiende
para un divorcio de contrarios. Nada de eso importa
a los poetas que se dan lociones de cursilería y
no dejan salir el aire comprimido.
Mientras creo pistas. Sin dejar huella
las frases escapan por la ventana
domesticando el rito. O la mosca mimética.
Mis nervios duros quieren ser nieve
desaparecer en la realidad
en un estado subterráneo en un contacto de cables. La televisión anuncia
la conquista submarina. Ni rastro
de como llegar a la Atlántida. Pregunto
por Platón en la taberna. Me dicen que ha salido
de la cárcel. Trabaja de acomodador
en un cuarto frío. Parece un oficio impertinente
nada despreciable. Discrepo impreciso
las ideas vienen primero. Después van.
Pongo el esqueleto en la silla. Sé que no hay
amor, dinero, proporciones, desafíos.
Sólo un teclado arrebatador.
Donde mi sueño se vuelve meridiano
recorrriendo surcos
de soledad combustible. En la no ficción
mi viaje sigue
ávido de carreteras secundarias
barato y extraordinario.

14/6/08

Mano de santo

Fotografía de Óliver Ojeda

Empecé a robar carteras a los 12 años. Aprendí el oficio en la calle. Fue mi hermana mi mejor escuela y la única que pasados los años puede vivir de este difícil arte. Pertenecía a una respetada familia de delincuentes con una imagen social más propia de oficinistas que de ladrones de la calle. A decir verdad, no se me puede considerar una persona de moral intachable, pero en su defecto diré que cuando la presa está cerca solo queda el botín, por muy insignificante y miserable que sea. A fin de cuentas, lo útil o verdaderamente excitante es salir intacto del riesgo.

Me llamo José Márquez Ríos. Ese nombre solo figura en mis documentos oficiales, porque todo el mundo me conoce como Pepe Rus. Se puede decir que Pepe es una forma cercana y simpática de llamar a alguien que sabe perfectamente que nada es lo que parece.
La gente piensa que el carterista actúa principalmente en zonas muy concurridas. Primer desacierto. El carterista se mueve mucho mejor en los lugares donde la gente no está apelotonada, prefiere sitios en los que la víctima no está en un estado permanente de alerta. Por ejemplo en las tiendas, donde anda distraída mirando percheros y suele estar más relajada al comprobar que el establecimiento está custodiado por un guardia de seguridad. En esos segundos la víctima se olvida del mundo y hay que aprovechar ese estado de éxtasis para abrirle el bolso con un gesto preciso e invisible.
Las mujeres a menudo llevan el bolso en el brazo derecho. De tal manera que tienen dos planos, uno frontal que les indica la dirección y otro picado en el que solo ven sus pies y el ritmo de sus pasos. El bolso no está al alcance de su vista, así que hay que aproximarse, abrir la cremallera y con dos dedos extraer el monedero con un movimiento vertical y endiablado.
Suelo robarle la cartera a un ejecutivo en el metro, con eso de que no prestan atención a su cintura. Lo difícil es abrirle el bolsillo de la americana. Después viene la obligación. Ya se sabe, un choque deliberado más un saludo en forma de disculpa.
Me encuentro muy agusto en los supermercados. Esa sensación de robarle la cartera a alguien y encontrarlo apuradísimo en la cola, justo cuando la cajera dice en voz alta la cifra de la cuenta. He salido de la cárcel y sigo en esto. No sé hacer otra cosa. No puedo dejarlo. No formo parte de una banda violenta, ni siquiera sé lo que es pelearme con alguien. Soy lo que llaman un carterista sin faca. Tiempo atrás fui un reconocido activista del oficio, era algo más que una forma de ganarme la vida. Creía en la libertad como medio de acción, en las zonas autónomas. Me revelaba contra el consenso y acaso los que quieren decidir nuestro futuro, prescindiendo de las viejas costumbres, categóricos en derechos y obligaciones. Será que no aprietan las leyes de la calle. Hoy, he vuelto a robar.

12/6/08

El espíritu de los sin nombre

Miro atrás, hermano
permanezco vigilante
en un contexto que me disparaba
balas perdidas
sin metáforas ni chalecos protectores
amputándome
la suerte del destino.

Miro atrás, hermano
los ojos se me llenan de lágrimas
tengo que tragarme este nudo ciego
agarrame con rabia al sentimiento
que muta en un simple verbo.

La muerte pasajera, hermano
sin dudas, sin preguntas,
me ha hecho fuerte. Más blanco que oscuro.
Busco, persigo la paz en la cantera
en el desierto asfaltado
que roba a la tierra
el corazón de carne y piedra.

A veces una imagen me estrangula
viene en la noche física
poseida por mil demonios
actúa en la noche psicológica
agonizante,
reinventando la herida.

Y en el plano-secuencia:
un muñeco de trapo
duerme junto a mi cama,
una corporeidad mortal
quiere decir algo más que vida
pero no puede alzar la voz,
deshilachado por las costuras,
grita en esta desesperación y
estrella la distancia de la historia
contra un final feliz.

Pero tú te has ido, hermano
me dejaste una sonrisa dobladita,
una lección inmune
que guardo en esta memoria
incansable.

7/6/08

La estampa caníbal

La blogosfera es un arma de doble filo.
Por primera vez en el mundo
los escritores superan en número a los lectores.

3/6/08

Un sentido entre las piernas

















A se ha puesto a recordar esas nalgas
en esta habitación confortable
y luminosa
donde todo se mueve.

La nostalgia de un trasero precioso
que cruza un paso de cebras
te hará enloquecer
como una señal de prohibición
que prohibe abrazar una calle sin-sentido.

A recorre el trazado del Eixample y sigue
como sonámbulo
las curvas del sexo
que camina con-sentido.

La noche se acerca
con una erección febril
late en estampida
formando apariciones
discontinuas.

De repente su memoria
concomitante
ha maquinado una vibración
ex-positiva
de gozo común.

En la escena se suceden
fotogramas entre párpados
que reivindican el placer
más allá de la mesura.

Como se apuran
estos días
en los que manchar las sábanas
o lavar el recuerdo
sólo es morir repetidamente
como finalmente
muere el amor.