31/1/07

Satori


















La chica del lago levantó la mirada. Era un invierno extraño. Desde hacía unas semanas, al caer la tarde, un perro color canela ladraba al fondo del lago. Era una melodía cándida y pegadiza, largamente velada. La llamada. La respuesta de la manada.
Cuando duerme el crepúsculo. Cuando se aman las horas. Cuando nadie sabe.

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