Fotografía de Óliver Ojeda
Un hombre sacude con fuerza a una mujer,
los vecinos comen mientras se anuncia la tragedia en el telediario.
Una mujer instalada en el charco del poder
visita la escalera precintada.
Habla por un micro. Aporta sensibilidad pública.
Nada interrumpe la digestión de la comunidad,
y así como la mierda flota en el inodoro
las leyes se aprueban en el aperitivo de la sala de juntas
entre brindis de agua con gas
y boconadas de aire neo-liberal.
El silencio chorrea por el patio interior,
habita en la telaraña que une a los inquilinos
como el rictus que precede a una llamada telefónica.
Las palabras que el amor entierra
contestan aletargadas cuando cae la tarde.
Las ilusiones podridas,
la guerra de los géneros,
la orden del móvil,
ahora aquí, después golpea:
la invención del crimen
o el azúcar con escalofríos
parecen condenados a vivir largamente.
6/5/08
Mientras cae la tarde
publicado por
Pedro Chincoa
en
17:55
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6 comentarios:
creo que lo peor de todo esto es que "la mayoría" permanece(mos) impasible(s), "la mayoría" de las veces...eso es..."la aterradora mayoría"
cuantos días sin pasearme por sus escritos!!!
Texto duro pero realmente delicioso. Te felicito por cómo has expresado la insensibilidad en la que estamos apoltronados.
Ese "azúcar con escalofríos" me ha maravillado.
Un abrazo achincolado.
peligrosamente inmunes a todo.
Organícémonos.
Besos
Tania
Con tus ojos en forma de versos logras que veamos lo que con frecuencia no queremos mirar.
Besos desde mi orilla.
Guau Pedro, boquiabiertas nos dejas a mí y a la lectora de poemas que vive conmigo... Guau mira no se, pero consigues transportarnos.
Gracias
& FOR FREE!!
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