Fotografía de Candela Moriana
Las horas consumen despacio,
como una luz amurallada,
quiero morir así,
en el acto.
Mientras sonríes:
muerdes la almohada,
gimes,
y de placer sangran tus labios.
Me desprendo de las palabras
o las tenazas del miedo
que pesan como clavos.
Me vuelvo animal salvaje
que mastica tu carne
y te inventa a horcajadas
montado en el sueño
autónomo, temporal, secreto.
Escucho un pulmón entrecortado
que improvisa el ritmo de tu cuerpo.
Y ya vacío de sentimientos
y de urgencias,
con el semen en los dedos
y la música de lejos,
me duermo en la esquina
curva
de la habitación amarilla
donde el tiempo se fuga.
14/4/08
La habitación amarilla
publicado por
Pedro Chincoa
en
18:45
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6 comentarios:
me ha encantado. Texto frenético, animal, realmente orgásmico.
un abrazo
Querido hermanito. Veo que mejoras ostensinblemente tus textos. Enhorabuena. Algo tendremos que hacer con ellos.
Un beso fuerte y ánimo.
Fuerza, instinto del poeta. Genera empatía, unidos por la carne. Un beso. Tania
El tiempo se fuga pero las sensaciones permanecerán en la memoria de esas paredes y en la tuya.
Una vez más, mi enhorabuena.
Besos desde mi orilla.
Que buena ésta, tu última musa ...
Pinta la habitación de morado, y así dispondrás de un nuevo escenario.
Mas chinkowsky que nunca :P
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