8/9/07

Monos en el frío

Primera parte
La bañera












2004. Ese año me acosté con dos vírgenes y con una ninfómana. No es del todo placentero, ya lo sé. No me interroguéis
. Solo quiero recordar el sabor de esos coños. Tampoco quiero saber nada de esos tipos que escriben pensando en mejorar lo que hablan en el bar. Escribir malamente puede resultar igual de obsceno.
Tuve que irme por patas del piso donde vivía. Mi compañero intentó montárselo con la hierba. No sé si llegó a funcionar. Si recuerdo que el piso de abajo era un gabinete de psicología. Un día encontramos el laboratorio inundado. El agua empezó a filtrarse poco a poco y alcanzó el techo de los vecinos. La noche anterior soñé que me acostaba con la psicóloga jefe. No me decidí a visitarla. El dinero escaseaba. Dejé la marijuana por el vino. Me mudé de casa. Antes de abandonarla me acosté con una alemana protestante. Rebeca se aferraba a mi polla y yo le mordisqueaba nervioso los pezones. No dejó que la penetrara. Me habló de su novio. Me habló de la culpa. Me habló de urgencias y sentimientos.
Me instalé en una casa vieja del centro. Mi habitación estaba en la tercera planta. Pagaba doscientos euros por vivir en un cuchitril con terraza.
Trabajaba gratuitamente en un programa de radio. Me acosté con mi compañera de prácticas. Era brasileña. Tenía un culo fantástico. Me enseñó una foto de su padre. No me gustan los tipos con bigote. Enseguida deduje que era milico.
Carolina no quiso perder la virginidad. Se contentó con mordisquear torpemente mi polla. Me entregué a su clítoris. Nos perdimos en la rigidez de las baldosas.
Ese año conocí a una francesa. Se instaló en el piso de abajo. Un día subió borracha a mi habitación. Yo trataba de escribir. Entonces pensaba que se me daba bien. Me dijo que no quería molestar. Yo ardía de ganas por follármela. Cristal se tumbó en mi cama. No hicimos preguntas. Le ofrecí mi polla. Me enseñó su coño. Estuvimos toda la noche follando. Al día siguiente quiso hacerlo en la terraza. Se le daba bien. Era joven, viciosa y vital. Sólo se equivocó en una cosa. Dijo que no era la puta de cama de nadie. Gracias Bolaño; en el equívoco vivimos y planeamos nuestros ciclos de vida.

1 comentario:

cybernekanekane dijo...

Tu vida sexual es increible...Me encanta cómo la has relatado...