Mi amigo escribe en un periódico, indaga la semilla del terror, gana premios a la reflexión ecuánime, se muestra hábil con la voz: medita vacuidad en la experiencia. La poesía de mi amigo promete,
la poesía que promete no destruye ni empieza nada. Mi amigo quiere ser en el lenguaje y seguramente es mientras vuelve a casa arrastrando los pies, como quien dobla las rodillas maldiciendo la lucha de los extremos, sabiéndose esclavo de las ideas.
24/4/09
La casa de mi amigo
publicado por
Pedro Chincoa
en
0:44
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3 comentarios:
hermano no se por donde decirtelo ahora q te veo por aquí. este finde iré al encuentro alternativo por si andas por allí ya sabes...vernos los ojosverdesfritos
beSon gordo!
En definitiva, que la casa de tu amigo es particular.
Un saludo
Me gusta la poética de tu amigo, ese no destruir ni empezar nada, ese querer ser en el lenguaje.
No me gusta, sin embargo, la esclavitud de las ideas....
¿Y si las poetizara? por más que le pese el esqueleto o los pies...
Un abrazo.
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