18/10/08

Sueños letales















I

Nos dijo que la siguiéramos. No hizo preguntas.
Todo sucedió de manera natural. La cadena solidaria
no podía romperse. Esto no es ningún juego, amigo.

II

Los niños tocaban a ritmo de darbuka,
contentos, con esa solvencia brutal
que los delata
cuando no son como niños.

III

Adelante, por favor
pasen, pasen, el paraíso es suyo
me pareció oír
al padre de familia que fumaba en el umbral:
la mercancía está lista.

2 comentarios:

Madeja de Palabras dijo...

Hay quien decía que el paraíso estaba en la esquina... A saber en cuál. En la mía, yo sé lo que hay.

Bss.

eSadElBlOg dijo...

estoy intentando una lectura feliz del final