6/11/06

Alumbramiento



En esta obra deliciosa, Víctor Erice, perro verde del cine español, vuelve a deleitarnos con una dosis ejemplar de buen cine. La forma de mirar, en este caso, trasciende a lo que miramos.
Alumbramiento (2001), construye un paraíso perdido, nos lleva pacientemente de la mano para establecer una línea poética que representa las contradicciones de la realidad. Y para ello, es necesario que tomemos conciencia de la delgada línea que separa la vida de la muerte. Cómo sobrevivir a lo irremediable, cómo vivir muriendo, y cómo a partir del arte, el sacrificio o el amor, en el interior mismo de las tinieblas yace, agazapada y constante, la luz.
El cine de víctor Erice bascula permanentemente sobre pilares temáticos como el relato mítico, el concepto de circularidad, la incomunicación y la autodestrucción, e irremediablemente sobre la recreación mágica del universo infantil.
Allá por 1973, Erice pone un punto y aparte en la historia del cine español con su obra maestra, El espíritu de la colmena, un retrato poético, social e inesperado de la España franquista. Pero la película es, obviamente, algo más, supone el descubrimiento del auténtico Víctor Erice, que ya en 1963, había realizado Los Desafíos, un laberinto de pasiones incontrolables, cuyos personajes están condenados a la destrucción.
Diez años más viejo, Erice aparece con El Sur, quizá su película más lúgubre Una niña que atribuye cualidades mágicas a su padre, zahorí desquiciado, y verá como la ilusión se desvanece ante la ausencia de felicidad y la huida que supone la adolescencia
El sol del membrillo (1992), documental sobre el pintor Antonio López, vaca sagrada para unos, pintor de la ausencia de tiempo para otros, es una película meticulosa hasta la médula, en la que se muestra la imposibilidad de atrapar el tiempo, la paciencia feroz del pintor frente al nacimiento, esplendor, decrepitud, muerte, y nuevo nacimiento del membrillo (Heráclito ya vaticinó que todo fluye, nada permanece).
Cualquier cosa sirve, cualquier cosa encierra un potencial de vida y conocimiento si la miramos del modo adecuado, curiosamente, como miran los niños. Y esto hace Erice en Alumbramiento, cuando nos muestra un reloj, una vieja fotografía, la gota molesta y bella que interrumpe el silencio, el gato que descubre el peligro, una guadaña sonante, una silueta de mujer o el espantapájaros solitario.
Diez minutos maravillosos de blanco y negro. Alumbramiento. Un niño que va a estar marcado por el momento y las circunstancias en las que nace: 28 de Junio de 1940. La maquinaria nazi en el cielo de Hendaya. Es decir, Erice se presenta como un náufrago en el realismo crítico, donde el cine se concibe dentro de unas coordenadas históricas, sociales y culturales, donde el estilo es inseparable del mundo que lo determina.
Con un tratamiento exquisito de la fotografía y una delicada puesta en escena, Víctor Erice nos regala un viaje por el tiempo, nos hace gozar gracias al respeto que imponen los silencios, los sonidos incontrolables de la naturaleza, y elabora sutiles transiciones, tímidas panorámicas descriptivas, que convierten al cine efectista comercial en un aborto mezquino.
En definitiva, admiración manifiesta por Víctor Erice, quizás pesan las palabras, pero cómo explicar la tragedia del conocimiento a la manera de una psique sin cuerpo.

No hay comentarios: