5/11/06

Información opaca



En plena sociedad de la información, aún hay mucha gente que no se entera de cuales son las claves que tiene que seguir el periodista o el comunicador para alcanzar una verdadera situación de mediador social. Y eso, en el mejor de los casos resulta completamente falso, porque los profesionales de los medios de comunicación, en gran medida, aspiran a formar parte del juego escabroso de las jerarquías y aptitudes que se dan cita en la empresa de la información.
Si busca alguna marca de comodidad en este texto, deje de leerlo. Por favor. No se moleste, papelito más o menos acabará haciéndole perder el tiempo.
Es algo así como ver una película en la que se habla de la feria de la mentira, con su stand ocupado por deliciosos pasteles color carne, sus vestidito y fondo azul, y un abanico de posturas, falsificaciones y dependientes que hablan agitados sobre la obra social de la empresa y su compromiso con el tercer mundo.
No quisiera volver a escribir sobre el falso documental, sino de la doble moral. La misma que azota despachos y ministerios de defensa. La que participa activamente en las relaciones de poder y tiramos por el retrete al acabar la jornada laboral. Esa misma, que el señor decano utiliza cuando habla de vanguardia y tecnología, o la que emplea una señora en el mercado cuando lanza comentarios contra los morenos del top manta.
Doble moral. Creer que tu culo está a salvo porque no eres homosexual. Ir a ver una película de Michael Moore, enamorarte sin pedir nada a cambio o cambiar de ropa cuando tus padres no te ven. Decir que el cannabis es el pasaporte a otras drogas y que el alcohol es una droga dócil y manejable. Doble moral.
Estoy expectante, deseoso de poder ver alguna vez que el lema de la campaña sea: “Yo, ese gran mentiroso”. Quien sabe, lo mismo aparece de titular en algún periódico importante del país, pero en ese caso quizá el autor no pertenezca a ningún grupo político.

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